2009: Avatar dirigida por James Cameron, fue la sensación para los críticos. La cinta de ciencia ficción es el relato clásico de aventuras fantásticas; funciona en varios niveles, desde la fábula ecológica y las redes sociales hasta el mito del héroe con sutiles referencias religiosas. Además, tiene el primer lugar en otra categoría: es considerada la cinta más cara de la historia, con un costo superior a los 500 millones de dólares.
Precisamente Ben Hur y Titanic han sido las dos películas que más Oscar han obtenido, once cada una, en la Historia de los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.
El cine como medio permite crear espacios de ficción en los que el espectador se ve inmerso y logra disfrutar con lo que acontece delante de sus ojos, en una pantalla de grandes dimensiones y con un soporte sonoro que le hace vibrar con todo lo que pasa en la sala.
Es así como este espectáculo de masas alcanza las dimensiones apropiadas: cuando las salas se convirtieron en grandes coliseos, cuando del cine mudo se pasa al sonoro, cuando la pantalla convencional evoluciona a sistemas de proyección como el Cinerama, Cinemascope o IMAX, de color como el Technicolor, y de sonido como el Dolby, el THX o el SDDS, entre otros muchos; o cuando la tecnología informática se aplica generando nuevas realidades que parecen predecir el futuro. Ese es el espectáculo que puede ofrecer el cine y hacia muchas de estas películas va el espectador en busca de entretenimiento.
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