1956: (The Ten Commandments), dirigida por Cecil B. DeMille, Gran narrador cinematográfico, que sabe manejar como nadie las escenas de grandes masas y otorgar un buen ritmo a películas de extensísimo metraje, dota a la cinta con un excelente trabajo de producción y ambientación, gracias a esos monumentales decorados de cartón-piedra que recrean con exactitud el ambiente del Egipto antiguo.
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